martes, 25 de agosto de 2009

Mr fuji ese gran desconocido

¡Qué buenos son los padres salesianos, qué buenos son que nos llevan de excursión!


Nos vamos de excursión para ver el Mr Fuji. Hay dos zonas de avistamiento del Mr Fuji: la zona de los cinco lagos y la zona de los valles de Hakone .Nos decidimos por ésta última que, como otro aliciente añadido, es una zona volcánica con un poco de actividad y, por lo tanto, tiene varios osen.


Para ir desde Tokyo, el tren bala de la JR y después una red transporte local que no cubre el Japan Rail Pass. Para esto último nos aconseja una agradable azafata que, si queremos recorrer la zona sin problema y ahorrándonos un dinerito, existe un pase para utilizar durante dos días todos los transportes locales: bus, tren, cremallera, teleférico y los barcos piratas que recorren el lago por el módico precio de 3900 yenes. Hacemos rápidas cuentas y lo pillamos.

En Hakodate Yumoto, gracias a la oficina de turismo, localizamos un hotelito japan style que esta la mar de bien, en el que destaca el onsen abierto mirando a las montañas.

Nuestro planteamiento inicial de visita de la zona y deleite de la panorámica del Fuji se nos viene abajo, primero por que los transportes acaban sobre las 17 horas, lo que nos limita el movimiento, segundo porque el Mr. Fuji es tímido y no se deja ver: una espesa niebla baja cubriendo parte del valle donde estamos. Así que, después de un primer intento, decidimos volver a Hakone Yumoto, al hotel, para aprovechar de las ventajas del onsen. Después, una rica cenita a base de buen shusi. Mañana lo intentaremos de nuevo.


Pero el siguiente día es una repetición climatológica del anterior. Anyway, decidimos intentar la segunda acometida y hoy sí que tenemos tiempo suficiente para visitar el resto de lugares de interés de la zona, utilizando el tren de cremallera, el teleférico, el barco pirata, paseando por la zona volcánica (donde comemos el primer huevo negro de nuestra vida, cocido en las aguas sulfurosas e hirvientes de una ladera apestosa y rebosante de turis...), disfrutando del paisaje e intentando adivinar al mister... Otra vez será, Insh'alah... Buda proveerá.


A primera hora de la tarde volvemos a Tokyo, donde aún nos queda una noche. Pasamos por el hotel hacer de nuevo el check-in y hoy nos aventuramos por una zona que aún no habíamos visitado (tantas cosas nos quedarán por ver de esta mega-urbe...). Se trata del barrio de Akihabara, donde volvemos a la realidad tokyota: comercios, comercios y más comercios. Esta vez toca a la electrónica en general (los videojuegos, los ordenatas, los móviles de última generación, etc. etc.) aderezada, cómo no, con varias tiendas de cómics y todos los complementos necesarios para convertirse en un verdadero fan del manga y del anime y, si quieres ir más allá, en un completo "otaku", poniéndote toda la parafernalia asociada a este mundo.


Vuelta al barrio del hotel para cenar. Aunqe hubiéramos repetido en el de Okinawa, decidimos buscar nuevos sabores y dar una oportunidad a algún otro garito recorriendo la pintoresca calle central del barrio. Optamos por uno en el que se ve a gente local joven comiendo y charlando. Tan auténtico es el sitio que la carta sólo está en japonés y, además, no tiene fotos ni dibujitos ni escaparate con los platos preparados-de plástico (como nos había ocurrido en ocasiones anteriores). Así que el que pensamos que es el chef nos viene a decir lo siguiente (a estas alturas del viaje ententemos más de lo que creemos, jejeje): "no tenemos carta en inglés, pero no os preocupéis, yo os aconsejo y veréis que rico está todo lo que os pongo". Así que, claro está, nos dejamos aconsejar y, tras señalarnos con el dedo los precios de lo que nos iba diciendo, adelante a una cenita coreana, que de allí nos dijo el chef que era... o eso le entendimos. HUMMM, nuevo acierto. ¡¡Cómo picaba aquello y qué rico que estaba!!

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