sábado, 29 de agosto de 2009

ferry, tren, tren, tren con tunel.


Poco que decir de este día cansado. Después de la experiencia agridulce de la isla de Sado, ponemos rumbo a lo que serán nuestros últimos días en la isla de Hokkaido, la segunda isla en extensión de Japón, pero bastante deshabitada con respecto a su hermana mayor Honsu.


La ciudad elegida para comenzar es Hakodate. Es una de las tres ciudades que fueron seleccionadas para ser abiertas a los extranjeros en el año 1854 y allí se instaló una pequeña comunidad de ellos, por lo que se construyeron edificios civiles siguiendo los patrones del estilo occidental de la época y templos de diversas religiones.

El problema es que para llegar a Hakodate invertiremos todo el día: primero un ferry y esta vez nada de lujos, un barco normal y en segunda, como el Leonardo di Caprio en Titanic, tirados en un suelo disponible para los viajeros de esta categoría. La travesía dura dos horas hasta el puerto de Niigata. En la estación de tren, todo controlado: un Shinkasen hasta una ciudad cercana a Tokio (es decir, vuelta al sur de Honsu) para después hacer un cambio a otro Shinkasen y, rumbo al norte por la parte oriental de la isla, llegada Hachinohe. Son como unas 7h40m. Aquí, cambio al tren que nos llevará por el túnel submarino hasta nuestro destino. Este es un túnel que discurre durante 23,30km a una profundidad máxima de 140m por debajo del agua y además 100m por debajo de la tierra. Lo cierto es que ni te enteras de que vas a esas profundidades.


Total, salimos de Sado a las 9am de la mañana y llegamos a Hakodate a las 9.54pm. El hotel es un estándar de la cadena Toyoko. Al registrarnos nos agasajan con diferentes regalos, pero lo que nunca me habían dado son unos calcetines: unos negros de chico y otros pequeños de chica.

Ducha y a buscar algo para cenar y a estirar algo las piernas. Nuestra primera impresión de esta ciudad es que está desangelada, ni un alma en las calles, que son excesivamente anchas y poco iluminadas para lo acostumbrado: ¿será que son las 24 h. o que así son las cosas por aquí?

Después de varios intentos frustados de encontrar algún sitio para cenar, localizamos uno que parece tener una decoración como si estuvieras en un establo y su carta totalmente en japonés. Definitivamente, esta isla sí es diferente.

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